domingo, 10 de mayo de 2009

TEMA 3. APRENDER EN LA EDAD ADULTA

Se han realizado numerosas aproximaciones del concepto de persona adulta, pero todas coinciden en que se trata de sujetos en la plenitud de su desarrollo, que gozan de plena autonomía, que asumen sus responsabilidades y se encuentran en el período más largo y productivo de la vida.

En la adultez se suceden una serie de etapas en su desarrollo que son: inicial, media y tardía.
Por otro lado, se ha demostrado que, en caso de aparecer un cierto declive en determinados aspectos de la memoria y la inteligencia, éste puede compensarse y paliarse con estrategias didácticas adecuadas.
Además las personas adultas tiene una serie de características a la hora del aprendizaje que las hacen diferenciarlas de las demás como es la voluntariedad, la responsabilidad, búsqueda de respuestas a sus necesidades, etc.

Es por todo esto, que el desarrollo de la práctica educativa ha de estar basada en una serie de sugerencias: participación activa en el proceso de aprendizaje, partir de su propia experiencia, tener en cuenta sus intereses y necesidades, potenciar la transferencia del aprendizaje, destacar las funciones del formador/ a, así como seleccionar las metodologías y estrategias más adecuadas al proceso de aprendizaje. El proceso de formación de las personas adultas debe permitir el mayor protagonismo posible, que lleve a su propio control y autonomía.

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